Alguna vez hemos necesitado mantener los alimentos para llevar refrigerados y no siempre hemos podido comprar una nevera portátil. Una forma muy sencilla de tener una nevera portátil casera es hacerla con un tupperware grande hermético, unas esponjas y unas bolsas con cierre. Empapamos bien con agua las esponjas y las metemos dentro de las bolsas con cierres. Lo ideal es tener unas bolsas del mismo tamaño o aproximado, para que no nos quede mucha bolsa suelta.
Metemos las bolsas con las esponjas mojadas en el congelador por unas dos horas, o hasta que se congele bien el agua de dentro. Es una alternativa a esos bloques azules para congelar que venden.
Una vez congeladas las esponjas podemos usarlas en nuestra nevera portátil casera, colocando las bolsas dentro del tupper. Ponemos unas hojas de papel de cocina debajo de las esponjas congeladas para que absorban el agua que suda las esponjas.
Puedes usar el tamaño de tupperware que mas se adapte a tus necesidades, solo que hay que tener en cuenta que si se cierra hermético, mucho mejor. No te excedas con el agua de las esponjas. Simplemente empapalas bien, pero no llenes la bolsa de agua. Saca el aire de la bolsa antes de cerrarla.
Ideal para los días calurosos de verano, sobre todo para llevar a la playa.
Simple y efectivo.
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